No ambicionar mucho en lo material tiene la gran ventaja de tropezar con la felicidad con el solo esfuerzo de coger una fruta, una toalla y bajar al río. El camino apenas empedrado no se presenta concurrido. Mis queridos amigos del pueblo han ido a recorrer mundo con la bici. A saber ya dónde andarán. Pedalear juntos fortalece músculo, sobre todo nuestros lazos, ahonda en la amistad, pero yo tenía una cita con esa paz, con esa silla. ¿Cuántas veces no pensé en ellas en medio del ajetreo de los días pasados? Los días de muy intenso trabajo confluían en el río en el que me encuentro ahora. Finalmente sorteé la tentación y su casco, la carretera abierta y las veladas reviviendo todo lo sudado. Confío en poder formar parte del próximo pelotón. |